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jueves, 26 de noviembre de 2015

Equilibrando los centros del cuerpo humano

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Veo que, del artículo anterior, surgen preguntas respecto a lo que significa “equilibrar” los centros de control y cristalizar su “funcionamiento”, para que, según terminología de las enseñanzas de Gurdjieff, y otros autores gnósticos/metafísicos/esotéricos, consigamos convertirnos en personas equilibradas a nivel instintivo, emocional y mental, armonizando y balanceando, precisamente, los centros instintivos, emocional e intelectual que todos poseemos.

Repaso a los centros de control

Sobre los centros de control del ser humano ya había hablado anteriormente en otros artículos, como recordatorio, los centros de control son los que permiten al cerebro gestionar el cuerpo que usamos, y son: el centro instintivo (situado en la parte inferior de la espina dorsal y asociado a cerebro reptílico o complejo-R), el centro sexual (de dónde sale la energía para nutrir toda la programación mental, y sobretodo, los implantes etéricos que nos insertan, pero de eso ya hablaré en algún otro momento), el centro emocional (en el plexo solar y en los centros específicos nerviosos del gran simpático, y asociado al sistema límbico), el centro mental (en el cerebro, asociado al neo-córtex), el centro espiritual (normalmente ubicado por diferentes autores en el corazón), y el centro motor (ubicado en la parte superior de la espina dorsal y en la laringe). Los centros emocional, intelectual y espiritual se dividen en dos, teniendo todos uno inferior y otro superior.

El centro instintivo se ocupa del funcionamiento interno del cuerpo, y permite que nuestro vehículo físico funcione de forma automática, sin tener que hacer nada para respirar o para que circule la sangre. El centro motor hace lo mismo, lleva a cabo de forma automática las funciones motrices del cuerpo, para poder andar sin preocuparnos de tener que mover los músculos, o para poder hacer acciones repetitivas y mecánicas sin pensar que pasos tenemos que ejecutar en cada instante (por ejemplo, para conducir).  Gracias a estos dos centros, prácticamente todo lo que nos mantiene vivos se hace sin que nosotros nos demos cuenta. Por otro lado, el centro emocional, evidentemente, es el encargado de gestionar las emociones y sentimientos, procesar los estímulos y reaccionar a ellos cuando es necesario. El centro intelectual es el que razona, piensa, gestiona la memoria, ordena la información, toma decisiones al respecto, etc. Finalmente el centro espiritual es el responsable de la evolución consciente de la persona, de su conciencia, dentro del cuerpo físico usado.

Puesto que hay pequeñas diferencias entre autores respecto a detalles de su localización y funcionamiento, el esquema siguiente es uno de los más usados como ejemplo para explicarlos, y si leéis o buscáis por la red más información al respecto, y veis algunos cambios, tomadlo como una guía genérica y como parte de las discrepancias que existen en diferentes escuelas sobre los detalles de la composición del ser humano en estos aspectos:

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Estado normal de los centros de control

En la mayoría de nosotros, los centros de control de nuestro cuerpo se encuentran generalmente desequilibrados, ya que la casi totalidad de las personas desconocen su existencia como tal, y su funcionamiento. Normalmente, el centro instintivo como productor de energía abastece a todos los centros inferiores, y los excedentes de la misma son depositados en el centro sexual. Este trabajo se hace durante la noche cuando el cuerpo físico descansa, y así, entre otras cosas, vamos recuperando fuerzas para acometer los quehaceres del día siguiente. Cuando nos levantamos, normalmente, la mayoría, en un proceso normal de descanso nocturno, nos encontramos con las baterías llenas, y a partir de aquí, empezamos a gastar energía cada vez que usamos un centro de los anteriores en cualquiera de las funciones diarias que ejecutamos.

Cada uno de nuestros pensamientos va gastando la energía del centro intelectual, hasta agotar su carga inicial, que cuando se disipa totalmente, la recarga con la energía del centro sexual para poder seguir funcionando. Cada una de nuestras palabras y cada uno de nuestros movimientos van gastando la energía del centro motor, y de igual forma, cuando sus reservas energéticas se agotan, éste tiene que recoger la energía al centro sexual también para poder seguir trabajando. La gestión de los estímulos asociados a cada una de nuestras emociones usan energía del centro emocional inferior, y a su vez éste va recargándose desde el centro sexual.

Los centros de control, y en general el ser humano, se recargan de tres formas, con lo que comemos y bebemos (Carbono), con lo que respiramos (Oxígeno), y con la energía del entorno (Nitrógeno). Aquí tenéis una pequeña conferencia al respecto hablando del tema para los que queráis entrar en profundidad en el mismo. Al ir recargando los diferentes acumuladores de energía presentes en el cuerpo (los tantiens, hornos o calderos, llamados en taoísmo,  entre ellos), vamos pudiendo mantener en funcionamiento el cuerpo que usamos, y, si hay energía sobrante, usarla para crecer, avanzar, evolucionar y transformarnos como seres humanos.

Equilibrando los centros

En general, el problema es que nunca hay energía de más. Recordad que el mundo está hecho para que nunca tengamos energía suficiente para nosotros mismos, y que la energía que consumimos tenga una calidad pésima (comida de baja calidad, aire contaminado, impresiones y entornos energéticos negativos), de forma que el consejo de ahorrar energía es aun más importante cuando piensas que, por mucho que te esfuerces, en el mundo occidental, todos sobrevivimos energéticamente, ya que no llegamos a absorber más que la dosis diaria de combustible que necesitamos para existir otro día más. Si no ahorras algo de lo que obtienes, no se puede dar el paso a vivir y desarrollarse.

Así, si no hay energía de más, y la que tenemos la desperdiciamos en un uso irracional y poco lógico de los centros de control, estos tampoco nunca llegan a equilibrarse, lo que produce que nunca salgamos del bucle de ser personas puramente instintivas, emocionales o mentales, sin llegar a ser personas balanceadas y armonizadas en los tres aspectos (el hombre número 4 del que hablamos en el anterior artículo).

Así que la forma de ahorrar energía y balancear cada uno de los centros de control pasa por la observación de los mismos en los siguientes aspectos:

Para cada pensamiento: ¿es un pensamiento de un Yo artificial? ¿es un pensamiento útil? ¿es “basura” mental? ¿es un pensamiento de “ruido interior” que no sirve a ningún propósito?

Para cada emoción: ¿es una emoción sana? ¿es una emoción positiva? ¿es una emoción automática y reactiva?

Para cada acción: ¿es una acción mecánica y autómata? ¿soy consciente de lo que estoy haciendo? ¿tiene sentido lo que estoy haciendo? ¿porqué lo estoy haciendo? ¿quien dirige lo que estoy haciendo?

Para cada cosa que decimos: ¿qué estamos diciendo? ¿estoy diciendo algo que quiero decir de verdad? ¿estoy hablando por hablar? ¿estoy gastando energía con mis palabras que no quiero gastar? ¿estoy diciendo lo que pienso y siento?

Si iniciamos esta estrategia de auto observación veremos que son muy pocas las cosas que hacemos, decimos, sentimos y pensamos que realmente vale la pena pensar, sentir, hacer o decir, ya que, en la mayoría de los casos, nos daremos cuenta que no hacemos sino cosas de forma automática sin ser conscientes de ellas, y sin preguntarnos si contribuyen en algo positivo para nosotros o para el prójimo. Es todo un “shock” darte cuenta, que en la mayoría de ocasiones no pensamos en nada útil, que no sentimos nada bueno, que estamos haciendo lo que no quisiéramos estar haciendo y de que hablamos por los codos. Conclusión: despilfarro energético, y otro día que pasamos sin desarrollar ni un ápice el equilibrio de los centros de control y nuestro sistema energético.

Impecabilidad

Cuando decía Castaneda, “se impecable”, en parte, se refería a esto. Hay que ahorrar energía, y cuando se hace, esta automáticamente es usada por los procesos alquímicos internos del cuerpo para despertar el resto de funciones y potenciales que tenemos. Ya no solo se trata de que nos abastezcamos con mejores energías con octanajes más elevados en la triada de elementos que nos nutren, sino que, de lo que entra, que no se desperdicie nada.

un abrazo,
David Topí

Si quieres profundizar en estos temas, mira la página de libros publicados. Y puedes consultar aquí la Agenda de los próximos cursos, talleres y actividades

Curso en Italia: El fin de semana del 9 al 11 de Septiembre de 2016 estaré en Parma, Italia, con el equipo de la EMEDT, para dar el primer nivel del curso de Sanación Akashica - Guarigione Akashica I. El curso se realizará en castellano, aunque habrá material de apoyo en italiano. Para más información y reservas, podéis contactar con: Catherine Pereney, guarigioneakashica@gmail.com

¿Porqué aceptamos o rechazamos información? Las tres fases de los procesos mentales

 
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Llevo días tratando de sentarme a escribir un artículo nuevo. Pero no hay manera. Pareciera que los planos superiores tuvieran la realidad no física “congelada”, en proceso de actualización, reparación, o cambio, y, por ende, todos los procesos no físicos para que algo “físico” se materialice, están eso, literalmente, parados, congelados o yendo a cámara muy lenta.
Como me siento incapaz de acceder a estratos “superiores” para “sintonizar” conceptos, ideas o información que pueda plasmar en artículos, toca trabajar con aquello que está ya “casi a nivel del suelo”, es decir, toca trabajar en proyectos cuya materialización no depende en estos momentos de los movimientos en planos superiores, y plasmar cosas que ya tengo medio trabajadas, y, por ende, materializadas desde el mundo de las ideas y las causas, al mundo de los efectos y del día a día.
En este caso, que es lo que estuve haciendo ayer, andaba tratando de poner por escrito y entender, para luego poder explicar correctamente, el proceso del porqué aceptamos y rechazamos a veces información que nos llega, porqué unas personas aceptan como válida una idea y otras no, porqué unas personas llegan a creerse algo y otras no, porqué para unos un concepto es correcto y válido, y para otros no. Algo de esto ya hemos visto a lo largo de estos meses en varios artículos, ya que está relacionado con los programas y arquetipos insertados en nuestras esferas mentales, los programas de protección de la información y el mismo programa “ego”, que bloquea todo aquello que vaya contra su programación inicial y sus parámetros. Aun así, otro de los factores que evitan que algo “entre” en nuestra psique, y cambie o modifique la misma, insertando nuevas ideas o conceptos que pudieran poner en peligro la programación y comportamiento, sistema de creencias y forma de ver el mundo que tenemos, son los diferentes componentes rúnicos insertados en el patrón conductual.
Las tres fases de los procesos mentales
Toda nueva información, dato, conocimiento, etc. que llega a nosotros pasa por tres fases antes de ser completamente archivada, usada, descartada o integrada en nuestra psique, consciencia, cuerpo mental, etc.
El primer paso es la adquisición o proceso de grabación de la información, que se produce cuando adquirimos por medio de nuestros cinco sentidos, esas nuevas informaciones, que entran en forma de impulsos eléctricos, ondas, señales y percepciones, al cerebro. En este artículo de hace meses, os explicaba porqué es altamente recomendable no leer, o estudiar, o hacer actividades intelectuales con la televisión, la radio u otros ruidos de fondo, ya que no solo se graba y se recogen los “datos” del libro que estás leyendo, sino que a nivel pre-consciente, absorbes y grabas (para luego almacenar) lo que sin darte cuenta estás escuchando de la radio o la televisión. Revisad el articulo para más detalles.
Así, en la fase de absorción de información, y debido al trabajo energético y metabólico del citoplasma de las neuronas del cerebro, se liberan partículas de energía llamadas "alfas", que se convierten en otro tipo de partículas llamadas "analfas", y que funcionan como la materia prima virgen para que la primera fase del proceso mental se lleve a efecto. Es en estas analfas, partículas de energía del citoplasma neuronal, donde quedan grabados los impulsos eléctricos que conforman la información que ha entrado por nuestros sentidos, seamos conscientes de toda esa información o no.
Comparación de datos
La segunda fase del proceso mental es la fase de comparación de datos. Aquí es cuando se usan los patrones de comportamiento grabados en el tablero rúnico de la mente, del que ya hemos hablado anteriormente también. Estas “runas” se han ido grabando a lo largo de toda la vida a través de un sinfín de experiencias, y definen nuestro modo de actuar y de entender las cosas, la realidad, definiendo lo que cada uno considera como su “propia verdad”, su particular universo de existencia, diferente, por supuesto, al de cualquier otra persona. Así, cualquier información que nos llega, al entrar por nuestros sentidos físicos y grabarse en las analfas neuronales se compara automáticamente con el patrón conductual, haciendo que, como resultado de dicha comparación, se rechace o se acepte la información recibida, si concuerda con la “realidad” preestablecida de la persona o si no lo hace. Como todos tenemos infinitas variaciones de patrones de conducta en nuestro tablero rúnico, lo que es válido para unos no lo es para otros, lo que es verdad para uno no lo es para el resto (además del resto de filtros mencionados antes como arquetipos y programas insertados).
En este caso, todo o mucho de lo que es rechazado por la mente consciente pasa automáticamente a ser procesado por la esfera mental subconsciente, que luego puede decidir terminar de desecharlo o guardarlo eternamente en nuestros archivos “mentales” sin que la mente consciente se de cuenta de ello.
La fase de archivo
La última fase del proceso mental es entonces la fase de archivo, en la cual se guarda la información en forma ordenada, como si fuera una gran biblioteca, por temas, o por arquetipos más bien (todo lo relacionado con un concepto, se guarda junto), teniendo fácil acceso a la información, ya que, neuronalmente, tenemos “indexada” la posición en la capa mental de todos los datos recibidos, como podríamos tener en la nube en diferentes carpetas ordenadas por temas diferentes datos, y en nuestro ordenador una hoja Excel que indica la url de donde está cada uno de ellos en la red.
En definitiva, el hecho de que un nuevo dato o información sea aceptado o rechazado por cualquiera de nosotros, tiene mucho que ver con el tipo de configuración que uno lleva a cuestas en su patrón conductual. El desprogramarlo de todo aquello que resulta o produce un sistema limitante de creencias, permite que no descartemos, al menos automáticamente, cualquier nuevo concepto que pudiera ayudarnos a expandir nuestra esfera de consciencia, una vez procesado correctamente y analizado por la mente consciente, antes de decidir si vale la pena incorporarlo a aquello que forma parte de nuestro conocimiento o si nos sirve en nuestro particular camino de evolución personal.
un abrazo,
David Topí

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traductor

LAQUINTACOLUMNA