El archipiélago svalbard, ubicado en el
Océano Glacial Ártico y que forma parte de Noruega, es el escenario de una de
esas maravillas científicas que pasan casi desapercibidas para la humanidad. En
una de las islas de Svalbard, el punto de partida de las excursiones al polo
norte, ya que se encuentra a tan solo 1.000 kilómetros del Polo Norte y un
desierto helado que lleva siglos bajo el hielo y la nieve, se encuentra el banco
mundial de semillas.
El comúnmente llamado “bioarca”, es el
almacén de semillas más grande del mundo, creado en 2006 para salvaguardar la
biodiversidad de las especies de cultivos vegetales que sirven como alimento al
ser humano, es decir, consiste en una póliza de seguridad alimentaria
futura.
Esta “Bóveda del fin del mundo” se
construyó a 120 metros de profundidad del hielo, en una montaña de piedra
arenisca en la isla de Spitsbergen. Las obras se iniciaron concretamente en
junio de 2006 y fue inaugurado oficialmente alrededor de un año y medio después,
en febrero de 2008. Las primeras semillas que entraron a formar parte del
bioarca sumaron un total de 100 millones de semillas procedentes de un centenar
de países de todo el mundo.
¿Cómo se estructura el
bioarca?
La bóveda consta de tres almacenes
blindados con una capacidad de 2.000 millones de semillas cada uno, que
únicamente serán extraídas en caso de que se hayan agotado o hayan desaparecido
de la tierra por algún motivo; hasta ese momento, las semillas se conservarán a
18 grados bajo cero en cajas de aluminio cerradas herméticamente, lo que
garantiza su perfecto estado de conservación durante todos los siglos que hagan
falta. La bóveda está protegida contra actividad volcánica, terremotos,
radiación, el crecimiento del nivel del mar, e incluso se puede garantizar que
en caso de que falle el sistema eléctrico, el permafrost con el que dispone la
zona debido a su ubicación, garantiza la refrigeración de las cámaras sin
preocupación alguna. Incluso está protegida contra impactos de meteoritos o
ataques nucleares. Todas las semillas están a salvo para toda la
eternidad.
¿Hay que pagar por depositar
semillas?
Cada país es dueño de las semillas que
introduce y no tiene que pagar nada por conservarlas allí. La bóveda es un
servicio mundial gratuito y los países podrán solicitar las semillas almacenadas
única y exclusivamente cuando haya pruebas de que esa variedad ha desaparecido
del medio natural. La bóveda es un auténtico plan de contingencia para las
semillas y los cultivos.
El día a día
El trabajo diario de los técnicos de la
bóveda se desarrolla en una sala de control donde un equipo de técnicos se
encarga de registrar, catalogar y sellar con un código de barras cada muestra
que llega al refugio de Svalbard. Las semillas se introducen en bolsas de
aluminio cerradas de forma hermética y se guardan en cajas de plástico apiladas
sobre estanterías metálicas. Como si de un arca de noé del siglo XXI se tratara,
el búnker de semillas, como es de esperar, no es un lugar de fácil acceso.
Aparte de rondar los 11 o 12 grados bajo cero de forma habitual, los compañeros
con los que nos podemos cruzar de camino a la bóveda, no son otros que blancos
osos polares, con lo cual quedan descartados de facto también los posibles
turistas curiosos o similares. En la bóveda no trabaja nadie a jornada completa,
no hay personal 24 horas vigilando, pero la inaccesibilidad relativa de la
bóveda facilita el seguimiento de cualquier actividad humana posible como hemos
comentado antes. De cualquier forma para entrar a la bóveda, por la que hay que
pasar por cuatro puertas de acero, se necesitan varias combinaciones de códigos
y llaves.
Detalles de su
construcción
La construcción de la Bóveda de
Semillas, tuvo un coste aproximado de 6 millones de euros y fue costeada por el
gobierno noruego como un servicio a la comunidad mundial. Otros organismos que
han invertido en la bóveda son entre otros la Fundación Bill y Melinda Gates, la
Fundación Rockefeller, las compañías Monsanto y Syngenta, y países como Reino
Unido, Australia Brasil, Colombia o India. No es el único banco de semillas que
existe en el mundo.
De hecho existen más de 1.000 bancos de
semillas repartidos por el mundo, pero tienen un problema que ésta no tiene. Los
otros bancos de semillas están amenazados por la escasez de agua, los
terremotos, los cambios de temperatura, inundaciones o incluso posibles
conflictos armados. Todos estos incovenientes hacen que esos almacenes nunca
hayan sido del todo seguros. De ahí la idea de crear un almacén inexpugnable,
con unas condiciones idóneas para la conservación sine die de su
contenido.
Curiosidades del
Bioarca
La idea de crear un arca de semillas no
es nueva. Ya a principios de los años 80 comenzó a hablarse de la necesidad de
la misma, pero hasta la creación del Tratado Internacional de Recursos Genéticos
de Plantas no se volvió una posibilidad plausible. Como curiosidad, el
aeropuerto de acceso a svalbard, única vía junto con el barco, de llegar a este
inhóspito lugar, es el punto más al norte del
mundo.
fuente/LaFlecha http://laflecha.net/bioarca/#mql6RvCehtx6nl5G
http://sabiens2.blogspot.com
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