Procede de Marte el material vivo
hallado en Venezuela
La Nasa confirmó que un extraño
mineral, con características de ser vivo, hallado en una cueva venezolana
proviene de Marte en los dominios geográficos del Autana, cerro mítico de los
nativos de la Gran Sabana venezolana. Se trata de un microorganismo exobiológico
(del espacio exterior), mitad vegetal y con rasgos minerales el cual
increíblemente produce piedras de ópal, un material sílice parecido al vidrio
¡¡¡Un animal que produce minelares preciosos!!! clasificados por la NASA como
“Bioespeleotema“
Así lo reporta el análisis de las
muestras enviadas a los laboratorios de la agencia espacial en Madrid.
Esta extraña planta o espécimen fue
hallado en la “Cueva del Fantasma”, un curioso accidente geográfico visto en
2.004, en la Guayana venezolana. El nombre científico dado a la especie es
bioespelotema o más fácil “arbolitos de vidrio” de origen extraterrestre, que
posiblemente se anidaron en la caverna hace miles de años tras la caída de un
meteorito.
No existe otra evidencia de un ser vivo
que produzca ópalo, material sílice semejante al vidrio, cuyo proceso es
mineral.
Bioespelotema, palabra compuesta por el
prefijo bio, de biológico o ser vivo, y es pelotema, que es lo que define a las
formaciones minerales secundarias. Es un término que podría ser entendido como
minerales vivos, que sólo se han encontrado en las profundidades de esta cueva
venezolana, creciendo en “colonias”, desafiando la gravedad “de abajo hacia
arriba” con formas similares a ramas de árboles y sin contacto con agua.
Un organismo extraterrestre ha habitado
durante miles de años en las entrañas del planeta Tierra. Más específicamente,
en las profundidades de la selva venezolana.
No es éste un remake de la célebre
osadía de Orson Wells que en 1938 hizo temblar a los norteamericanos con su
versión radial de La guerra de los mundos y la supuesta invasión marciana. El de
ahora es un enunciado científico, cuya conclusión provino de profesionales
relacionados con la NASA, agencia espacial estadounidense. Se trata de un ser
vivo que, al igual que el resto, nace, crece, se reproduce y muere. Aunque es
biológico, como una planta, produce ópalo como si fuera un mineral. La
conclusión de la NASA, que le hizo pruebas en su laboratorio ubicado en Madrid,
es que se trata de un microorganismo “exobiológico”, que probablemente llegó a
través de un meteorito proveniente de Marte.
No existe otra evidencia de un ser vivo
que produzca ópalo, material sílice semejante al vidrio, cuyo proceso es
mineral. El único en el mundo es el encontrado en Venezuela, dentro de una cueva
que, hasta hace dos años, permanecía escondida en la majestuosidad del Aprada
Tepui, en la Guayana venezolana, y que es tan grande que por sí misma constituye
un suceso. Es reconocida internacionalmente como cueva Charles Brewer-Carías,
quien tuvo la desfachatez de cambiale el nombre a la cueva, llamada por los
nativos como ”Cueva del Fantasma”
Encontrar seres vivos que producen
ópalo es el último eslabón de una larga cadena de asombros. El primer magno
descubrimiento fue la misma cueva. Brewer-Carías sentencia que es “la caverna de
cuarcita más grande del mundo en dimensión y volumen”. Dentro de ella podría
entrar la Cueva del Guácharo y en uno solo de sus salones, el Karen-Fanny,
aterrizar y despegar una avioneta. Dimensiones tan grandes no se imaginan desde
el aire. El único guiño que esta suprema cueva ofrece al mundo exterior es una
rendija que se confunde entre las tantas manchas que se observan sobrevolando
los tepuyes. En realidad, el tímido dintel es un arco de 120 metros, con un
techo de cien metros. Y esa es sólo la entrada, bautizada como Boca del Mamut.
La idea de que existía se fue formando
desde los años sesenta a través de vistazos hechos desde el aire y de
fotografías tomadas durante diferentes vuelos y observadas con un estetoscopio,
para armar una imagen tridimensional. Y fue apenas el sábado 27 de marzo de 2004
cuando un grupo de pioneros, formados por Brewer-Carías, su hijo Charles
Brewer-Capriles, Federico Mayoral, Luis Carnicero, Francisco Tamayo, Alberto
Tovar, Eduardo Wallis, Alejandro Chumaceiro, Alfredo Chacón y los científicos
Francisco Delascio, Ricardo Guerrero y César Barrios-Amorós visitaron la cueva.
Este tipo de minerales vivos, que
cuelgan desafiando la ley de la gravedad, sólo se consiguen en Venezuela. Y
capítulo especial merece la Cueva del Fantasma, definida como la caverna de
cuarcita más grande del mundo en dimensión y volumen. Incluso, en uno de sus
salones podría aterrizar una avioneta.
fuente/enigmabolivar.wordpress.com
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